Explanada Francisco I. Madero
Residencia Oficial

Muy buenos días.

Mi agradecimiento, en nombre del pueblo hondureño, para el Presidente Felipe Calderón Hinojosa, para el querido pueblo mexicano, para su Excelentísimo Gobierno y para todos los hermanos de esta tierra que durante centurias hemos compartido territorio, ambiente, ideales, sueños y propósitos.

Quiero agradecer, sinceramente, en nombre del pueblo hondureño, del Gobierno que me honro en presidir, de mi querida familia: esposa, hijos, padres, las manifestaciones, Presidente Calderón, de todo su pueblo; que casi en forma unánime, en forma permanente, desde que se dio este grave acontecimiento, interrupción del orden democrático en Honduras, se han pronunciado en apoyo al pueblo hondureño, en reconocimiento a que los ideales de los principios democráticos deben de ser siempre el norte que oriente nuestra civilización en el Siglo XXI. Y en condena enérgica, como lo hemos sentido en forma fundamental de usted mismo, presidiendo el Grupo de Río y en la Presidencia de esta hermana República Mexicana, en las Naciones Unidas, en la Organización de Estados Americanos y en diferentes foros, condenando enérgicamente y rechazando la práctica, que en el pasado fue forma cotidiana, pero que hoy, en el presente, en el siglo de las luces y de la civilización, constituye una forma aberrante de querer dirigir el destino de nuestras naciones.

La condena al golpe de Estado por parte de México ha sido contundente y reafirma en nuestra América, el norte y la guía en que los pueblos deben de orientar sus formas civilizadas y pacíficas de organizar, dirigir y proveer mejores recursos para nuestras naciones.

Hay manifestaciones en forma permanente. Llevamos contadas, en 33 días, más de 200 tomas de carreteras, de lugares públicos por organizaciones campesinas, organizaciones indígenas, patronales y pobladores en diferentes comunidades.

Sumadas a muchos de ellos, empresarios trabajadores y honestos, que han hecho su dinero en base al esfuerzo y no en base al privilegio. Esta resistencia heroica de este pueblo en forma pacífica, ha costado sangre a los hondureños.

El régimen represivo, después del golpe de Estado se ha convertido en una conformación dictatorial para emitir leyes que suspenden las garantías constitucionales, que decretan estados de sitio permanente en muchas regiones del país, en forma permanente; que allanan moradas por una ley nueva que sacó el Congreso Nacional sin orden judicial; que restringen libertades públicas, como coartar el derecho de la libertad de expresión de medios independientes, como interrumpir las programaciones de muchos canales de televisión y radio en forma abrupta e invadir con fuerzas militares medios de comunicación, para impedir que el pueblo hondureño conozca su propia realidad.

El mundo conoce lo que pasa en Honduras. A Honduras llega muy poca información de lo que pasa en su mismo territorio.